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«Sufrí mucho»: Cómo ayuda el UNFPA a las mujeres de Guinea a recuperarse de la fístula obstétrica
- 22 de mayo de 2024
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CONAKRY, Guinea – «Ocurrió en el hospital. Me di cuenta que estaba goteando orina», comentó Kadiatou Bah, superviviente de fístula, al UNFPA, el organismo encargado de la salud sexual y reproductiva de las Naciones Unidas.
La Sra. Bah se quedó embarazada por primera vez hace más de cuatro décadas, cuando tenía 17 años. Con pocos centros sanitarios disponibles en su montañoso pueblo en Labé, Guinea, tuvo pocas posibilidades de recurrir a servicios de salud durante su embarazo; y ni siquiera había planeado dar a luz en un centro sanitario.
No obstante, sus planes cambiaron tras dos días de parto. «Decidimos ir al centro sanitario, pero di a luz por el camino», se lamentó. «El bebé ya había muerto».
Aunque no se dio cuenta en ese momento, la Sra. Bah había sufrido una fístula obstétrica: una devastadora lesión del parto que conlleva riesgos que ponen en peligro la vida de las mujeres y sus embarazos. Alrededor de nueve de cada diez mujeres que desarrollan fístula obstétrica sufren mortinatos; mientras que los estudios muestran que los partos obstruidos provocan el 6 por ciento de las muertes maternas.
Los efectos de la fístula también pueden ser graves para las supervivientes, ya que muchas sufren incontinencia, problemas mentales y físicos y aislamiento social. La discapacidad de la Sra. Bah hizo que se distanciara de su esposo, quien le ofreció poco apoyo.
«Ya no podía mostrarme en público», dijo. «La gente me evitaba y sufrí mucho».
Un recorrido hacia la recuperación
Se calcula que medio millón de mujeres y niñas de los Estados Árabes, Asia, América Latina y el Caribe y África Subsahariana son supervivientes de fístula obstétrica. Muchas son niñas y jóvenes que, como la Sra. Bah, se casaron cuando eran niñas y es posible que se quedaran embarazadas antes de que sus cuerpos estuvieran lo suficientemente desarrollados.
Según datos de 2018, unas 124.000 mujeres en Guinea se ven afectadas por la fístula obstétrica; cifra que supera el 4 por ciento de las mujeres en edad fértil del país.
A pesar de su prevalencia, las supervivientes de fístula obstétrica siguen enfrentándose a niveles extremos de estigma. «Entre las complicaciones relacionadas con el embarazo, la fístula obstétrica es una de las más graves, ya que también causa exclusión social», explicó el Dr. Sékou Diallo, ginecólogo de Mamou.
Según los expertos, el cuidado de las supervivientes de fístula requiere atender sus necesidades médicas, psicosociales y socioeconómicas. La mayoría de las fístulas se pueden reparar mediante cirugía, aunque eso puede resultar difícil debido a la escasez mundial de cirujanos capacitados para proporcionar estos cuidados. En Guinea, por ejemplo, solo un hospital en el noreste del país ofrece cirugías de reparación de fístula de forma regular.
A pesar de estos desafíos, más de 500 mujeres pudieron obtener atención gratuita contra la fístula entre 2018 y 2023.
Sin fístula
La Sra. Bah había vivido con fístula obstétrica durante casi 20 años antes de su primera cirugía de reparación. «Me sometí a una primera operación y luego a una segunda, pero todavía goteaba orina», afirmó.
Sin embargo, después de una tercera cirugía en 2019, se recuperó por completo.
Con el apoyo del UNFPA, el Gobierno de Guinea ha elaborado una estrategia nacional para combatir la fístula obstétrica, creando unidades de gestión de la fístula en siete regiones del país. En estas unidades hay equipos de cirujanos, enfermeras y anestesistas capacitados para ofrecer cirugías de reparación de fístula con el objetivo de ayudar en la recuperación de mujeres como la Sra. Bah.
«La fístula obstétrica es el trágico resultado de nuestra incapacidad para proteger los derechos reproductivos de las mujeres y niñas más vulnerables y excluidas», aseguró la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.
«Al abordar las desigualdades profundamente arraigadas, llegar a los que se han quedado más atrás e invertir en el acceso universal a servicios de salud materna oportunos y de alta calidad, podemos, y debemos, acabar con la fístula de una vez por todas».
Este artículo es parte de una serie de historias que ilustran los avances logrados desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994, que se comprometió a garantizar la igualdad de género y el derecho a la salud sexual y reproductiva para todas y todos. Descubra más.