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Reportaje fotográfico
El Dr. Mohamed Ragab, ginecólogo y obstetra, solía trabajar en el Complejo Médico Nasser, en la ciudad de Khan Younis, Gaza. Ahora trabaja bajo un techo de lona en un campamento de desplazados en Rafah, con su escritorio, equipo y cama de examen directamente en la arena.
Hasta 70 mujeres visitan su clínica al día.
Se cuenta entre una serie de iniciativas cruciales para apoyar a las embarazadas y los recién nacidos en Gaza, donde se estima que 5.500 mujeres darán a luz el próximo mes, enfrentando desafíos inimaginables a medida que avanza la guerra.
A los ocho meses de embarazo, Haneenn Baraka, de 30 años, está entre los pacientes del Dr. Ragab en la clínica. Solo ha podido acceder a la atención médica dos veces durante su embarazo, tras haber sido desplazada cinco veces desde octubre, junto con sus dos hijos.
“He sufrido tanto que no sé cómo hablar de ello”, se lamenta. “Estoy muy cansada. Es decir, una mujer embarazada está naturalmente cansada durante el embarazo mientras está en su propia casa, mucho más cuando vive en la arena la vida que llevo actualmente. La falta de baños y artículos esenciales, todo hace que la situación sea insoportable".
Afortunadamente para Haneenn, el Dr. Ragab le aseguró que “mi bebé está en excelente salud”, sonríe.
Las mujeres de Gaza se enfrentan a barreras extremas para acceder a una atención adecuada para sus recién nacidos.
Con muchos hospitales y clínicas destruidos o abrumados, y muchas embarazadas y nuevas madres temerosas de correr el riesgo de viajar a estos, las mujeres están perdiendo atención esencial para sí mismas y sus bebés con demasiada frecuencia y con consecuencias devastadoras.
“Acaban de llegar para el parto con esperanzas”, manifiesta una partera en el Hospital de Maternidad Al-Helal Al-Emirati de Rafah al describir a quienes llegan a la sala de maternidad. “El feto podría estar muerto y la madre ni siquiera lo sabría”.
Los padres cuyos bebés nacen de forma segura sufren ansiedad sobre lo que ocurrirá después. ¿Dónde vivirán? ¿Podrán mantener a su recién nacido limpio, caliente y alimentado, o incluso vivo?
En las últimas semanas comenzó otra iniciativa clave en Rafah: una fábrica de pañales que ayuda a aliviar parte de la presión sobre los nuevos padres y ayuda a mantener a los miembros más jóvenes de la comunidad más cómodos con pañales frescos. La fábrica, iniciada por una familia local que dirige un negocio textil y de costura, es un alivio para padres con suministros limitados y costos que aumentan vertiginosamente.
Khalida Jamal Yassin, que trabaja en la fábrica, dice que se producen alrededor de 1.000 pañales de algodón a mano al día, pero siempre se necesitan más. “No podemos cubrir la alta demanda. Toda la producción diaria se agota el mismo día, y comenzamos un nuevo lote para el día siguiente y así sucesivamente”, cuenta. “Todos necesitan pañales; las madres vienen y suplican: ‘por favor, denme 30 piezas’”. La fábrica ha establecido tarjetas de identificación para los clientes a fin de garantizar que los pañales se distribuyan uniformemente.
Los pañales se venden a un bajo costo para que las familias puedan pagarlos. “La mayoría de las personas, como saben, están desplazadas y no pueden trabajar para comprar pañales”, razona. “La situación de la gente es muy difícil”. La propia Khalida está desplazada, tras haber huido de su casa en medio de bombardeos.
Antes de que existiera la fábrica de pañales, las madres desplazadas en Rafah tenían que arreglárselas para encontrar materiales que usar como pañales, señala Khalida. Además: “Muchas sufren falta de agua: no hay agua limpia para bañarse y cambiarse”.
La fábrica, que utiliza suministros de los mercados locales (algodón, bandas elásticas, adhesivo) necesita más suministros para mantenerse al día con la abrumadora demanda, concluye.
El UNFPA y sus asociados han entregado equipo y medicamentos vitales y han apoyado a más de la mitad de los nacimientos (21.000 a la fecha) en Gaza desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre. Se han desplegado tres equipos móviles, cada uno con un ginecólogo, una partera y una enfermera, para brindar atención prenatal y posnatal a las embarazadas y lactantes en los refugios de las zonas de Deir al Balah y Rafah.
En Rafah, Khan Yunis y la zona media de Gaza, así como en la Ribera Occidental, se han distribuido unos 15.400 kits de higiene (con jabón, toallas sanitarias, higienizador de manos y toallitas infantiles) y kits de dignidad (con toallas sanitarias, cepillo y pasta de dientes, champú, ropa interior y papel higiénico).
Los kits son un alivio para las mujeres en medio del caos. Dominic Allen, Representante del UNFPA para el Estado de Palestina, recuerda un momento en que visitaba los campamentos de desplazados internos en Rafah. “Conversaba con mujeres en tiendas improvisadas en la arena, con el sonido de las bombas en la distancia”, relata. “Cuando le pregunté a las mujeres, ‘¿Cuál es su mensaje para el mundo?’, respondieron unánimemente: ‘Dignidad’”.
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