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Servicios de salud sexual y reproductiva orientados a personas jóvenes empoderan a las madres jóvenes de Tailandia
- 11 Agosto 2023
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CHIANG MAI, Tailandia - Nan*, de 19 años, le da un masaje relajante y reconfortante a Aorn*, de 21 años, sobre el piso de Khon Wai Sai, una organización local cerca de Chiang Mai, en el norte de Tailandia; es un masaje abdominal tradicional que se suele realizar a las nuevas madres. Nan ofrece este servicio a las puérperas por un módico precio, y de manera gratuita a las madres adolescentes para ayudarlas a sentirse apoyadas y aceptadas.
Nan y Aorn conocen las dificultades de ser madre en la adolescencia, y el estigma y la discriminación que puede conllevar. Forman parte de las 47.400 adolescentes de entre 15 y 19 años que se quedan embarazadas cada año en Tailandia.
«En mi escuela no nos hablaban sobre la actividad sexual», explica Nan, que dio a luz a su hija a los 16 años. «Los profesores nos decían que éramos demasiado jóvenes para saber de salud reproductiva. Y cuando fui al centro de salud a por un preservativo, me dijeron lo mismo. La gente solo quería cotillear sobre mí».
Miedo y estigma
Los tabúes en torno a la información sobre salud sexual y reproductiva también contribuyeron al embarazo de Aorn a los 14 años. Aunque conocía los métodos anticonceptivos, no sabía cómo negociar el uso del preservativo con su novio ni cómo buscar el apoyo de adultos que no la juzgaran.
El embarazo fue una época tensa para Aorn. Su madre no estaba de acuerdo con su decisión de continuar con el embarazo porque temía que Aorn interrumpiera su formación y que su futuro se viera empañado por los abundantes prejuicios contra las madres jóvenes solteras.
Su madre convenció a Aorn para que tomara una bebida de hierbas utilizada en la zona para inducir el aborto, pero no funcionó. Su hijo, One*, nació más adelante sin complicaciones. «Me sentí muy aliviada cuando nació sano, y no me arrepiento de nada», afirma Aorn. «Estoy muy contenta de tenerlo en mi vida».
Sin embargo, su madre tenía razón acerca de la formación de Aorn. Tanto Aorn como Nan abandonaron la escuela, una consecuencia que sufren muchas niñas tailandesas que se quedan embarazadas en la adolescencia.
El cambio de mentalidad es lento
Tailandia ha realizado grandes avances en los últimos años para superar los obstáculos que enfrentan jóvenes como Aorn y Nan a la hora de acceder a la planificación familiar y a la información sobre salud sexual y reproductiva.
El sistema de cobertura sanitaria universal, por ejemplo, proporciona a cada joven servicios de planificación familiar y acceso a una serie de opciones de control de la natalidad, como píldoras anticonceptivas, implantes anticonceptivos de acción prolongada y hasta 10 preservativos gratuitos a la semana. La legislación introducida en el año 2016 ha reforzado los servicios orientados a las personas jóvenes y, en definitiva, ha reducido los embarazos en la adolescencia. Cinco años después de la aplicación de la ley, la tasa de embarazos en personas de entre 15 y 19 años se ha reducido a la mitad.
Sin embargo, la mentalidad cambia de manera más lenta. La discriminación y el estigma —incluso por parte del profesorado y personal sanitario— siguen impidiendo que las personas jóvenes accedan a la información y a la atención sanitaria, afirma Asa Torkelsson, directora del UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, en Tailandia.
También influyen la desigualdad de género, la pobreza, la violencia sexual y la coacción, así como la exclusión de la formación y de las oportunidades laborales, que pueden hacer que las niñas dependan de sus parejas y no puedan negociar mantener relaciones sexuales seguras.
El UNFPA colabora con el Gobierno y asociados como Khon Wai Sai para promover «un enfoque más holístico que apoye los derechos de las niñas y las empodere para evitar embarazos en la adolescencia», asegura la Dra. Torkelsson.
Mantener las tradiciones al tiempo que se cambia la mentalidad
Uno de esos asociados es la organización Khon Wai Sai, que ofrece servicios, orientación y pequeñas ayudas económicas a madres jóvenes a través de un programa apoyado por el UNFPA y de la compañía Reckitt.
Aorn recibió una subvención para abrir su propia cafetería, que le está ayudando a mantener a su familia. También ha recibido formación para convertirse en educadora entre iguales y actualmente es voluntaria en Khon Wai Sai para ayudar a otras jóvenes a recibir los servicios y la información de los que ella careció.
«Asesoro a las jóvenes, sobre todo a las de zonas rurales, que no tienen acceso a información sobre sus opciones, por ejemplo sobre control de la natalidad», explica. «Muchas no tienen esa información».
Nan también recibió ayuda de Khon Wai Sai. Dirige varias empresas pequeñas, entre ellas un negocio de compostaje y lombricultura. Actualmente trabaja en Khon Wai Sai como empleada.
Además, participa en varias actividades culturales tradicionales, no solo dando masajes a mujeres tras del parto, sino también cocinando y vendiendo DokJok, un pan local frito en forma de flor, «que sobre todo gusta a la gente de edad», afirma.
De este modo, Nan demuestra que la igualdad de género, la educación sexual integral y los servicios de salud sexual y reproductiva orientados a personas jóvenes son compatibles con los valores y la cultura de su comunidad.
Una vez terminada la sesión de masaje, Nan invita a Aorn y a su hijo, One, a almorzar: en el menú hay DokJok.
*Nombres cambiados por razones de confidencialidad y protección.