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Cinco motivos por los que la migración es una cuestión feminista
- 09 de abril de 2018
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – Aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo son migrantes, una de cada siete personas. Mientras los responsables de las políticas luchan por comprender cómo estos desplazamientos masivos afectan a las sociedades, las economías, la seguridad y la sostenibilidad, las necesidades de las mujeres y las niñas pasan totalmente inadvertidas.
A continuación exponemos cinco motivos por los que la migración es una cuestión grave para las mujeres y las niñas.
Aproximadamente 250 millones de personas son migrantes internacionales (personas que dejan sus países de origen para buscar una oportunidad o seguridad). De estas, casi la mitad son mujeres y niñas.
Parte de este desplazamiento está impulsado por el conflicto. En la actualidad, una cifra récord de personas han dejado a la fuerza sus hogares. Se calcula que aproximadamente la mitad de los refugiados son mujeres.
Las mujeres y las niñas también representan una proporción significativa de migrantes económicos. Son la gran mayoría de todos los trabajadores nacionales migrantes, por ejemplo.
Además, las mujeres, cada vez más, migran por su cuenta o como cabezas de familia. Esta tendencia representa una oportunidad clave para su independencia económica y empoderamiento.
Todos los migrantes son vulnerables al abuso y la explotación, pero las migrantes se encuentran especialmente en riesgo. Las mujeres y las niñas representan el 71 por ciento de todas las víctimas de trata de seres humanos, según un informe de 2016 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Las mujeres y las niñas también se enfrentan a vulnerabilidades adicionales cuando se desplazan por un conflicto o un desastre natural.
El caos y la ruptura de los sistemas de protección significan que los infractores pueden abusar con impunidad. La falta de refugio, la superpoblación en los campamentos y los escasamente iluminados baños públicos aumentan el riesgo de violencia de género, incluida la violencia sexual.
Las familias que se encuentran en extrema dificultad también pueden adoptar mecanismos de confrontación que ponen en peligro el bienestar de las mujeres y las niñas. Un estudio respaldado por el UNFPA, por ejemplo, detectó unas tasas alarmantes de matrimonio infantil entre miembros vulnerables de la población de refugiados sirios.
Cuando esto ocurre, muchas migrantes mujeres y niñas carecen de recursos, sistemas de apoyo y conocimientos para buscar ayuda.
El racismo y la xenofobia son problemas graves siempre que se produce la migración a gran escala, y el sentimiento contrario a los inmigrantes está aumentando en muchos países.
A menudo aparecen en los medios, por ejemplo, imágenes negativas de los migrantes y los refugiados, mientras que los beneficios que aportan los migrantes, como las contribuciones económicas, raramente aparecen en las noticias.
Las mujeres y las niñas pueden sufrir doblemente por estas actitudes, puesto que experimentan no solo discriminación por su condición de migrantes, sino también por su género.
Esto puede tomar la forma de discriminación y maltrato, incluido el acoso sexual, en el lugar de trabajo, al buscar alojamiento, al utilizar el transporte público y al acceder a la educación y los servicios sanitarios.
Existe una cantidad significativa de migrantes que tiene probabilidades de estar o quedarse embarazadas. Mientras viajan, o durante el caos del desplazamiento, las mujeres pueden perder el acceso a la asistencia sanitaria sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, los servicios prenatales y la asistencia para tener un parto seguro.
La falta de estos servicios puede resultar mortal. De hecho, se considera que es una de las principales causas de defunción, enfermedad y discapacidad entre las mujeres y las niñas desplazadas en edad fértil. Aun así, la migración puede ser la mejor opción para una mujer embarazada en una situación de crisis, especialmente si la inseguridad o los sistemas de salud colapsados amenazan su vida en el hogar.
El UNFPA trabaja con los gobiernos y otros socios para mantener el derecho de los migrantes al acceso a la asistencia sanitaria sexual y reproductiva, incluida la implementación de centros sanitarios móviles en los campamentos de desplazados y las comunidades de refugiados. Sin embargo, debe hacerse mucho más para aumentar el acceso a estos servicios.
Las migrantes siguen enfrentándose a obstáculos en materia de asistencia sanitaria, especialmente los servicios de salud sexual y reproductiva, incluso después de llegar a sus destinos previstos. Las migrantes nacidas en el extranjero se enfrentan a riesgos significativamente mayores de lesiones y mortalidad maternas que las mujeres que han nacido en el país actual, por ejemplo, así como riesgos mayores de infección por VIH, traumatismos y violencia.
Una mayoría de migrantes internacionales termina en las ciudades, donde es posible que se enfrenten a obstáculos en materia de asistencia sanitaria sexual y reproductiva, incluidos, costes, superpoblación, problemas de transporte y hogar inseguro.
Sin embargo, la evidencia muestra que existen mayores beneficios en la inversión en la salud de las poblaciones migrantes, especialmente la asistencia reproductiva, como la planificación familiar y la asistencia prenatal.