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Las y los sobrevivientes enfrentan nuevos riesgos en Türkiye, asolada por el terremoto, con los servicios de salud y protección en crisis
- 16 Febrero 2023
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ADIYAMAN, Türkiye – “He sufrido la guerra, pero esto es mucho peor”. Fatma, de 40 años, es de Idlib, en la zona noroeste de Siria, pero vive con sus cuatro hijos en Adıyaman, en el sur de Türkiye.
Tiene 9 meses de embarazo y tenía una cita para una operación de cesárea programada para las 8 de la mañana del 6 de febrero, cuatro horas después de que el peor terremoto en la historia reciente del país destruyera decenas de ciudades y matara a más de 35.000 personas solo en Türkiye.
“Sobrevivimos a una guerra, algo terrible, pero esto es peor aún. La casa se batía de un lado a otro, no era posible llegar hasta donde estaban los niños. Las piedras caían por todas partes… Era aterrador”.
La familia huyó sin nada, y logró escapar ilesa ante el derrumbe de los edificios que la rodeaban. Cuando llegaron al hospital donde Fatma tenía cita se encontraron con escenas de horror: el edificio había quedado destruido y los cuerpos yacían en la calle. “Tratamos de llegar a otro hospital, pero estaba demasiado lejos, y era imposible ir en auto debido a los escombros en las calles”, manifestó.
Llamó a una ambulancia, pero le dijeron que tenía que esperar cuatro días para ser trasladada a un hospital de maternidad que quedaba en Diyarbakır, a horas de distancia. Se les aconsejó regresar a casa por el momento. “Pero no teníamos casa. Nos refugiamos en una escuela. Vivimos en las calles de lunes a viernes, recogiendo suministros para hacer una hoguera”.
Aunque finalmente dio a luz en un hospital más cercano, en Sanlıurfa, Fatma explicó que la “condición de mi bebé es muy mala, supongo que porque fue un parto tardío... los médicos no nos explicaron. No prometieron que mi bebé viviría”.
Un parto en medio de la catástrofe
Entre los afectados en Türkiye se estima que hay 226.000 mujeres actualmente embarazadas, 25.000 darán a luz en el curso del próximo mes, en medio de uno de los peores desastres naturales que la región ha visto en los últimos tiempos.
Kevser es de Adıyaman y su embarazo está en etapa muy avanzada. Su madre la rescató de los escombros de su casa utilizando un martillo y sus propias manos desnudas para desenterrar a su hija. La encontró después de 14 horas, atrapada en su cama con los escombros de otros pisos encima. A su esposo lo encontraron vivo dos días después.
Ambos se encuentran ahora en condición estable en el hospital de Diyarbakır, pero prefirieron no quedarse para el parto a fin de ceder sus camas a quienes están peor. Para cubrir las necesidades de Kevser y del bebé cuando dé a luz en unas semanas, el UNFPA les entregó un kit de salud materna con artículos esenciales como ropa, jabón, una manta y pañales.
Desde el inicio de la crisis, el UNFPA ha distribuido unos 3.500 kits de higiene femenina y de maternidad, y hay más en camino. Como muchos hospitales están seriamente dañados o destruidos, siete equipos móviles del UNFPA están llevando atención de salud reproductiva a mujeres y niñas en cinco provincias afectadas, proporcionando apoyo materno y psicosocial crítico y servicios de prevención y protección de la violencia de género. Mientras tanto, cinco de cada siete puntos de servicio y entrega ya existentes han sido reutilizados para cubrir las necesidades inmediatas de salud reproductiva y de protección de las sobrevivientes del terremoto.
La violencia, el abuso y el cierre de servicios ponen en riesgo las vidas
En una crisis, las mujeres y las niñas también corren un riesgo mucho mayor de sufrir violencia y abusos, ya que se interrumpen los servicios de seguridad social y protección y se cierran los centros sanitarios. Yasmin*, de 26 años, es madre soltera de cinco hijos, la más joven ni siquiera tiene seis meses. Originaria de Deir-ez-zor, en el este de Siria, vive en Türkiye desde hace cinco años y actualmente está refugiándose en un espacio seguro para mujeres y niñas del UNFPA que ha sido instalado en un pabellón deportivo.
Está separada de su esposo, quien abusó de ella física y emocionalmente.
“Me amenazó, quería llevarse a mis hijos”. El UNFPA ya la había ayudado a obtener una orden de alejamiento y protección contra él, y le brindó refugio en un espacio seguro. Como su casa resultó gravemente dañada, explicó que ahora la “han trasladado a este centro porque es más seguro”.
El UNFPA tiene como objetivo llegar a 1,5 millones de mujeres y niñas en Türkiye, pero el tiempo y los fondos son escasos: ara seguir apoyando la respuesta de emergencia y garantizar los servicios a largo plazo, el UNFPA está pidiendo urgentemente 19,7 millones de dólares para proteger la salud, la seguridad y la supervivencia de millones de niñas, mujeres y recién nacidos.
*Se ha cambiado el nombre para fines de privacidad y protección.