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Gestionar negocios: empoderar a mujeres y niñas en Uganda para que logren sus sueños profesionales
- 08 Agosto 2023
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KAMPALA, Uganda - «En mi pueblo, la gente decía que las mujeres no pueden hacer los mismos trabajos que los hombres, pero yo quiero demostrar que sí es posible», dice Mary Lillian Amongin, de 22 años.
La Sra. Amongin es una ingeniera que colabora con el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, a través de su asociado, la Smart Girls Foundation. Desde hace más de un año, la Sra. Amongin ayuda a fabricar «bolsas inteligentes», mochilas impermeables llenas de artículos prácticos, como un kit de costura para confeccionar toallas menstruales reutilizables, una linterna que funciona con energía solar y folletos informativos sobre higiene menstrual.
La Sra. Amongin declara al UNFPA: «Me ha dado esperanza. Estoy contenta de ayudar a otras chicas como yo a gestionar la menstruación con dignidad y poder aprender por la noche».
Además, puso sus conocimientos de ingeniería al servicio de la innovación añadiendo un panel solar a la parte delantera de las bolsas: el panel puede utilizarse para cargar una linterna y ayudar a las niñas a estudiar por la noche si la electricidad falla. Para las que viven en campamentos para personas desplazadas u otros entornos inestables, las linternas también pueden contribuir a que se sientan más seguras al utilizar las instalaciones sanitarias, que no suelen estar iluminadas y pueden ser inseguras.
Desarrollar habilidades para derribar barreras
Para hacer frente a la desigualdad de género y a los discursos que siguen alimentándola, el UNFPA apoya programas pioneros en muchos países destinados a capacitar a las mujeres y a las niñas para que aprendan y puedan ser líderes.
«Quiero convertirme en una gran ingeniera que ayude a otras chicas como yo a convertir sus sueños en realidad y crear un cambio positivo en la vida de las personas», afirma la Sra. Amongin. «En mi pueblo, la gente decía que las mujeres no pueden hacer los mismos trabajos que los hombres, pero yo quiero demostrar que sí es posible y que una mujer puede realizar un trabajo mejor que cualquier hombre».
A pesar de que la cifra de hombres y mujeres en el planeta es casi igual, las oportunidades de que disponen son de todo menos iguales. Según el Banco Mundial, 178 países cuentan con políticas que impiden a las mujeres participar plenamente de la economía. Además, una investigación de las Naciones Unidas señala que únicamente una de cada tres responsables en plantilla son mujeres y que la paridad de género no se alcanzará en este ámbito hasta dentro de más de un siglo.
Estas políticas y las normas que las sustentan limitan el potencial de la mitad de la población mundial. Reducen la capacidad de ingresos de mujeres y niñas a lo largo de su vida, restringen su acceso a puestos de liderazgo y perpetúan la desigualdad económica de género. Unos 16 millones más de mujeres y niñas que de hombres y niños viven en la pobreza extrema.
Aprender a liderar
Abordar la desigualdad de género es primordial para garantizar beneficios sociales y económicos duraderos para toda la sociedad, pero la consciencia del valor de las mujeres y las niñas es esencial para cambiar la mentalidad sobre lo que pueden lograr y cómo su contribución ya es más que equitativa.
En 2019, la Smart Girls Foundation también puso en marcha el programa Girls With Tools para ofrecer a mujeres y niñas formación en sectores tradicionalmente dominados por los hombres, como la mecánica y la carpintería. El proyecto anima a mujeres y niñas a asumir nuevos intereses y convertirse ellas mismas en líderes.
Cuando Ruth Natukunda se quedó embarazada durante el confinamiento por la COVID-19 con tan solo 14 años, su familia la echó de casa. Encontró la solidaridad del equipo de Smart Girls y unas semanas después de dar a luz, en enero de 2021, regresó al centro, donde primero se matriculó como costurera y rápidamente se entusiasmó por la mecánica.
Ahora, con 17 años, es aprendiz superior de mecánica de automóviles. «Quiero aprender habilidades que me ayuden a mantenerme a mí y a mi hija», dice la Sra. Natukunda.
La tasa de embarazos en la adolescencia en África oriental y meridional duplica la media mundial, con 94 nacimientos por cada 1.000 niñas. Los embarazos precoces pueden causar lesiones graves y constituyen la principal causa de muerte entre las adolescentes de todo el mundo. Asimismo, suelen suponer el fin de la educación de las niñas: en Uganda, así lo atestigua la baja tasa de alfabetización, de tan solo el 37 por ciento en mujeres de entre 15 y 24 años.
La Sra. Natukunda y sus compañeras del centro no solo se benefician de la labor de innovación del UNFPA, sino que son activas impulsoras del cambio: producen nuevas herramientas e inspiran a otras a defender su derecho a recibir educación y a incorporarse a la fuerza laboral en igualdad de condiciones que los hombres y los niños.
En 2019, el UNFPA ayudó a financiar el diseño y la producción de más de 5.000 de las bolsas que se distribuyeron en el centro y el este de Uganda; y en el año 2020, 1.500 bolsas, que se destinaron tanto a las personas refugiadas como a las comunidades de acogida en Kampala y el asentamiento Kyaka II para personas desplazadas.