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El programa de vales en efectivo apoyado por el UNFPA facilita el acceso a la atención de las mujeres que viven con el VIH en Indonesia
- 14 Diciembre 2023
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Yakarta, INDONESIA – “Cuando supe que tenía VIH, sentí que mi mundo se derrumbaba”, admitió Wati*, de 39 años y madre de dos hijos, en 2022 al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de los asuntos de salud sexual y reproductiva,.
“Lo peor es que mi esposo estaba muy enfermo. No podía trabajar; hubo un tiempo en que no teníamos nada que comer”.
Wati solo descubrió que tenía VIH después que su esposo fue hospitalizado y dio positivo para el virus. Es una historia desgraciadamente familiar para muchas mujeres que viven con el VIH en Indonesia; los datos muestran que aproximadamente una de cada tres personas no conoce su estado de salud respecto del VIH.
En la actualidad se estima que 190.000 mujeres mayores de 15 años viven con el VIH en el país. Las nuevas infecciones entre mujeres han aumentado en más del 40 % en los últimos años; mientras tanto, el inicio de la pandemia de COVID-19 ha puesto en peligro aún más el acceso al tratamiento del VIH, y ha expuesto a las mujeres a dificultades económicas y a la discriminación.
“Debido a los desequilibrios de poder, las mujeres y las niñas pueden enfrentar dificultades para garantizar relaciones sexuales más seguras, y a menudo tienen acceso limitado a información sobre la prevención del VIH, y menos recursos para acceder a medidas preventivas. La violencia sexual también aumenta el riesgo de transmisión del VIH”, remarcó la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, en una declaración sobre el Día Mundial del SIDA.
“Poner fin al SIDA como una amenaza para la salud pública para 2030 requiere detener las epidemias de la desigualdad de género y de la violencia de género que alimentan su propagación”.
Allanando el camino hacia el tratamiento
Wulan*, de 39 años, es madre soltera que vive con el VIH. Perdió a su marido por complicaciones del virus, y desde entonces ha encontrado difícil hacer que alcance el dinero. Madre de dos hijos, trabajaba tres turnos al día, uno en una fábrica por la mañana, seguido de dos haciendo comida en una cantina, hasta que a principios de 2021 la atropelló un montacargas, lo que la obligó a renunciar a su trabajo de cocina.
Aunque trabaja seis días a la semana, “el dinero que gano en la fábrica no alcanza”, se quejó. Su salario diario suma alrededor de 5,50 dólares.
La pandemia de COVID-19 empeoró el estrés económico que enfrentan muchos hogares en Indonesia. Tres de cada cuatro informaron que ganaban significativamente menos en octubre y noviembre de 2020 que en enero de ese año.
Para las mujeres que viven con el VIH, el costo, la distancia y el estigma pueden convertirse en grandes obstáculos para el tratamiento. Aproximadamente una de cada cuatro personas que viven con el virus en Indonesia está recibiendo terapia antirretroviral (ARV), un tratamiento que impide que el virus se multiplique y lo suprime a niveles indetectables.
Para aliviar estos problemas, el UNFPA puso en marcha en 2020 un programa que ofrece vales en efectivo a las personas que viven con el VIH. Desde su introducción, casi 800 personas han participado en el programa y han recibido vales en efectivo al acceder al tratamiento del VIH y a servicios de atención sanitaria que van desde el asesoramiento hasta la atención de la salud sexual y reproductiva.
Wulan vive a 45 minutos en motocicleta del hospital de Gresik, en el este de Java, donde recoge su medicamento contra el VIH todos los meses. El programa de vales en efectivo la ha ayudado a allanar el camino hacia un mejor bienestar.
“Tengo más dinero para el transporte para recoger mi medicina. El resto lo puedo usar para otras necesidades, como dinero para mis hijos, así que estoy agradecida”, manifestó al UNFPA en 2022. “Estoy feliz porque ahora el virus no se detecta”.
Construyendo compasión y comunidad
El UNFPA también trabaja para fortalecer las redes de apoyo entre pares para las mujeres que viven con el VIH en Indonesia. Wulan se reunió por primera vez con su grupo de apoyo en el hospital al que fue remitida después de dar positivo en la prueba de VIH, y escuchó sobre el programa de vales en efectivo del UNFPA a través de sus miembros.
“No tengo más remedio que aceptar el hecho [de mi diagnóstico]”, se lamentó, resignada. “Hay observadores de pares que ayudan. Después de sentirme deprimida por algún tiempo, ahora me siento mejor”.
Uno de esos observadores de pares, Rizki, trabaja para garantizar que las personas que viven con el VIH sepan lo que significa su diagnóstico y lo que no. “La mayoría de la gente piensa que su vida se verá interrumpida debido al VIH. Nosotros compartimos la información de que podemos llevar una vida larga y saludable”, explicó al UNFPA en 2022.
La familia de Wulan es consciente de su estado seropositivo y la ha apoyado a lo largo de su recorrido hacia el acceso a la atención médica. Espera volver a casarse, pero le preocupa no poder encontrar pareja: “Tengo miedo de no encontrar a alguien que me acepte, con mi condición y dos hijos”, dijo.
Sari*, de 37 años, otra mujer que vive con el VIH en el grupo de apoyo de Wulan, ha encontrado una pareja con la que puede ser ella misma.
“Tenía miedo de decirle mi situación en ese momento, pero me dijo que no hay que tener miedo de otro ser humano”, declaró en 2022. “Él me acepta tal como soy”.
*Se han cambiado los nombres por motivos de privacidad y protección