Noticias
Celebrando el camino hacia la maternidad
- 01 de mayo de 2018
Noticias
NACIONES UNIDAS - Nueva York. En el mes de mayo, decenas de países celebran el Día de las Madres, en homenaje a la fortaleza y belleza de las madres en todo el mundo.
El cinco de mayo, es el Día Internacional de la Partera, fecha en el que se conmemora este importante rol. Ellas guían a las mujeres de forma segura durante su camino hacia la maternidad.
El UNFPA, en honor a estas ocasiones, ha reunido una colección de imágenes que muestran algunos de los hitos que experimentan las mujeres a medida que se preparan para ser madres, una experiencia llena de alegría, peligro, coraje y, sobre todo, amor.
No hay nada comparable a la experiencia de ser madre. La primera falta en el periodo o prueba de embarazo positiva, el primer examen prenatal o las primeras punzadas de anticipación, son puntos de referencia en un trayecto que cambiará sus vidas.
La sorpresa y emoción del momento, para muchas mujeres es una época de ansiedad. Las responsabilidades de la maternidad son muy grandes, y para las mujeres que viven en la pobreza o desplazadas estos retos son especialmente abrumadores.
Noor, una refugiada, vivió la mayor parte de su embarazo en un campamento en Grecia. Al acercarse la fecha prevista, se armó de valor para traer al mundo un pequeño recién nacido en un país extranjero y hacia un futuro incierto.
“En Siria, tienes a tu madre y tu suegra para cuidar de ti y decirte que esperar. Te enseñan cómo cuidar de tu bebé”, comenta . “Aquí no hay nadie que me ayude”.
En el caso de las mujeres que se enfrentan a las dificultades añadidas de la pobreza, la enfermedad, la desigualdad extrema, y las que viven en comunidades alejadas sin profesionales sanitarios cualificados, el embarazo es una situación de alto riesgo.
Khamkong, vive en una comunidad rural pobre de la República Democrática Popular de Laos, ha pasado toda su vida realizando duros trabajos agrícolas, labores que realiza incluso estando embarazada de siete meses. “Estoy muy nerviosa porque es mi primer bebé”, comenta al UNFPA, “y en la aldea de donde soy, una mujer murió”.
Es una trágica realidad para todas las mujeres que deciden aventurarse en la maternidad: el embarazo aumenta la vulnerabilidad de la mujer de incontables formas, tienen más probabilidades de malnutrición, lo que incrementa el riesgo de infecciones y agrava los efectos de la enfermedad.
Ninguna mujer debería morir mientras da a luz, aunque cada día alrededor de 830 mujeres mueren por causas relacionadas con la maternidad, la mayoría de ellas evitables. Por cada mujer que muere, 20 o 30 sufren lesiones, infecciones o discapacidades devastadoras, como la fístula obstétrica.
En una comunidad etíope, los lugareños solían llamar a estos riesgos el “roba-madres”. Asmer Geremew perdió a su madre y a dos hermanas por causas relacionadas con la maternidad, y ella casi murió después de desangrarse profusamente después del parto de su hijo. “Di a luz y, justo después, llegó el roba-madres”, contaba al UNFPA en la aldea de Tebabari.
Las mujeres que viven en conflictos o desastres se encuentran particularmente en riesgo. Más del 60% de la mortalidad materna tiene lugar en crisis humanitarias y entornos inestables.
El devastador terremoto de 2015 en Nepal destruyó los centros sanitarios y dejó a las mujeres embarazadas sin acceso a personal cualificado. Sabina Acharya, de 18 años, tuvo suerte, se encontraba visitando un campamento sanitario móvil respaldado por el UNFPA cuando inició su labor de alumbramiento, los médicos la trasladaron rápidamente a una clínica para un parto seguro.
Las parteras contribuyen a reducir estos riesgos aterradores. Las estimaciones demuestran que, con asistencia y cualificación suficiente, las parteras pueden evitar aproximadamente dos tercios de todas las muertes maternas y de recién nacidos.
Las parteras animan a las mujeres a recibir atención prenatal y dar a luz en centros sanitarios. Tienen las habilidades para detectar y tratar las complicaciones mortales. Además, normalmente forman parte de las comunidades a las que atienden, esto les permite visitar el hogar de las pacientes y ofrecer asesoramiento respetuoso desde el punto de vista cultural acerca de la salud de la madre o el recién nacido.
Estas interacciones son esenciales. Los estudios demuestran que, durante el parto y el nacimiento, las mujeres de todo el mundo sufren faltas de respeto, humillaciones o negligencias en manos de profesionales sanitarios poco cualificados, desanimándolas a buscar la atención materna, imprescindible para la vida. Los cuidados de obstetricia cualificada marcan completamente la diferencia.
Myrtha, de 26 años, se decepcionó con la calidad de los cuidados que recibió en la clínica local en Haití, donde se le dijo erróneamente que no estaba embarazada. Ahora, viaja más de una hora para visitar a las parteras en el centro de maternidad respaldado por el UNFPA en Marigot, donde comenta que la atienden con amabilidad y respeto.
“He recibido unos cuidados excelentes en cada visita. Los servicios son de buena calidad”, relata, y añade “No tengo miedo de ser madre. Al contrario, estoy emocionada”.
Después de afrontar los retos del parto y los esfuerzos extremos del alumbramiento, las madres se ven recompensadas con una nueva vida.
Los primeros momentos de la vida, de la nueva maternidad, están repletos de promesas. Con los cuidados adecuados y un poco de suerte, los bebés reciben la bienvenida al nuevo mundo con alegría y ternura, y sus madres experimentan el alivio de un parto seguro. Este debe ser el inicio de una vida de unión y amor.
No obstante, los peligros no terminan aquí. Tanto la madre como el bebé son muy vulnerables en el periodo postnatal.
Las hemorragias, las septicemias y los trastornos de hipertensión pueden amenazar la vida de las mujeres durante las semanas posteriores al parto. Además, más del 40% de las muertes infantiles tienen lugar los primeros 28 días de vida. La atención de las parteras es más importante que nunca durante este periodo. Las visitas de seguimiento garantizan que tanto la madre y el bebé estén sanos y reciban tratamiento.
El recorrido del embarazo a la maternidad casi nunca se produce según lo previsto.
La refugiada congoleña Yvonne Mboi se preocupó cuando su embarazo llegó a término. “Me di cuenta de que era demasiado grande. Tenía miedo”, expresaba recientemente en un hospital de Angola.
Cuando dio a luz, recibió una sorpresa: dos pequeñas niñas.
En la sala de recuperación, mientras mecía un bebé en cada brazo, contaba al UNFPA “Estoy muy contenta de tener ahora a dos gemelas sanas”.