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Al negarse a someterse a una prueba de virginidad, una novia corre riesgo de muerte

Una gran mayoría de mujeres en Herat ha sufrido violencia conyugal, indican las encuestas. En la foto se aprecian mujeres que trabajan en una factoría de pistacho en Herat. © Foto ONU/Eric Kanalstein
  • 26 de abril de 2021

HERAT, Afganistán – Sahar*, de 22 años, y Abdul Baseer*, de 28, en el distrito de Guzara, en la provincia afgana de Herat, no decidieron casare la una con el otro. No obstante, sus padres tomaron la decisión, como es típico en gran parte del país. Dos meses después de la boda, el padre de Sahar encontró a su hija llorando. “Le pregunté si algo andaba mal, pero me decía que todo está bien y que ella nos echa de menos”, recordó su padre, Aref*. “Creo que desde entonces sabía que algo andaba mal”.

Durante los meses siguientes, Sahar mostró signos crecientes de depresión, así como oscuros moretones en todo el cuerpo. Eventualmente, sus padres se enteraron de lo que ocurría: Baseer golpeaba a Sahar diariamente. 

Aref lo llamó y le exigió una explicación: “Le pregunté por qué abusaba de mi hija. Me dijo que Sahar no era virgen”.

Amenaza de asesinato por “honor”

Dr. Freshta Fahim, wearing an orange head scarf and face mask, speaks to Aref, wearing a brown shawl.
La Dra. Freshta Fahim, Directora del centro de protección familiar del hospital de Herat, habla con Aref, quien ha remitido el caso de Sahar a funcionarios de la justicia. © UNFPA Afganistán

La virginidad es muy valorada en Afganistán y en todo el mundo, especialmente en el caso de las mujeres y las niñas. Cuando una mujer es acusada de haber perdido la virginidad antes del matrimonio, las consecuencias son a menudo terribles. Puede incluso ser asesinada en lo que se denomina “asesinato por honor”.

La virginidad es una noción social y cultural, no médica. No hay forma médica de determinar que una persona nunca antes haya tenido o no relaciones sexuales. Sin embargo, muchas personas siguen creyendo, erróneamente, que la virginidad puede “demostrarse” con una prueba de virginidad, un examen invasivo y a menudo doloroso sin legitimidad científica.

Desde su noche de bodas, Baseer había exigido que Sahar se sometiera a una prueba de virginidad. Cuando se negó, amenazó con matarla.

Sin embargo, sin el consentimiento de Sahar, Baseer no podía forzarla legalmente a hacerse la prueba. En Afganistán, las pruebas de virginidad sólo se permiten cuando una mujer accede a realizarse el procedimiento, aunque la aplicación de esta regla es en efecto un desafío.

“Se está realizando una labor de promoción nacional con el Gobierno para prohibir en su totalidad la realización de pruebas de virginidad”, explicó el Dr. Hamid, funcionario de género del UNFPA. Todos los exámenes y pruebas ginecológicas deben tener un valor médico real y realizarse únicamente en interés de la paciente, añadió el Dr. Hamid, como los “kits posviolación, realizados siempre con el consentimiento de la mujer. Este es parte de nuestro enfoque centrado en la sobreviviente. Queremos poder procesar a los perpetradores de violencia de género”.

Salvando a su hija

Mientras tanto, los padres de Sahar temían por su vida. 

Apoyaron su decisión de rechazar la prueba de virginidad. Incluso si los resultados de la prueba eran positivos para Sahar, el hecho de que hubiera sido sometida a la prueba en absoluto habría causado daños a su reputación en la comunidad.

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Sahar estaba atrapada entre dos malas opciones. Tanto la opción de someterse a la denominada prueba de virginidad como rechazarla pondrían en peligro su reputación y su seguridad. Imagen de Herat, Afganistán. © Gholam Reza Karimi/Unsplash

La única solución, entendían, era convencer a Baseer de rescindir sus acusaciones y dejar de abusar de Sahar. 

Aref insistió en que Sahar se quedara en su casa familiar, donde podía asegurar su seguridad. “Le pedí a Sahar que permaneciera hasta que resolviéramos el asunto a través de negociaciones”, recordó.

Tomó ocho meses de discusiones, pero finalmente Baseer acordó dejar de hacerle daño a Sahar. Sin embargo, apenas semanas después de que regresara, la golpeó con tal saña que terminó en el hospital regional de Herat con lesiones graves. 

Fue entonces cuando su padre buscó ayuda en el centro de protección familiar ubicado en el hospital.  Los centros de protección familiar son centros integrales que, con el apoyo del UNFPA, proporcionan una serie de servicios de salud, psicosociales y jurídicos a las supervivientes de violencia de género.

“Ese tipo de violencia es inaceptable. Es un delito y una violación de los derechos humanos”, la categorizó la Dra. Freshta Fahim, jefa del centro del hospital regional de Herat. 

La Dra. Fahim se aseguró de que Sahar recibiera servicios de salud y asesoramiento para recuperarse física y emocionalmente de su terrible experiencia. El centro también le ayudó a obtener el apoyo jurídico de la Dirección Provincial de Asuntos de la Mujer. 

El caso aún no se ha resuelto, pero Aref espera llegar a una solución que garantice la seguridad de Sahar.

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El personal del centro de protección familiar del hospital regional de Herat conversa con el Dr. Aleksandar Sasha Bodiroza, Representante del UNFPA en Afganistán. © UNFPA Afganistán

“El centro de protección familiar era el único lugar que podía proporcionar apoyo a mi hija”, reflexionó Aref. “No sólo le brindaron servicios de salud y medicamentos, sino que nos guiaron para lograr justicia para ella. Me ayudaron a protegerla”.

Muchas sobrevivientes de violencia en necesidad

Desde 2014, el centro de protección familiar de la Dr. Fahim ha trabajado las 24 horas del día para proporcionar apoyo al mayor número posible de sobrevivientes. Con el apoyo económico de la República de Corea, el centro ayudó a 254 sobrevivientes con servicios psicosociales, de salud y de remisión en el primer trimestre de 2021, pero esta es sólo una fracción de las necesitadas.

Aproximadamente 9 de cada 10 mujeres en Herat han sufrido violencia conyugal, según una encuesta de 2015. En una reciente reunión con el UNFPA, el Gobernador de Herat, Wahid Qatali, hizo hincapié en esta cifra y en la necesidad de adoptar más medidas para apoyar a las mujeres. “La mayor parte de este porcentaje sufre violencia física”, aseguró. 

 

* Se han cambiado los nombres para proteger la privacidad

 

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