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8 razones para la esperanza en el nuevo año
- 21 Diciembre 2022
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – “Si hay sangre, es primicia”, dice el viejo adagio de la sala de redacción, que destaca la atención desproporcionada que prestan los medios a los desastres espeluznantes. Una mirada al año 2022 mostrará muchos titulares cargados de fatalidad, declaraciones sombrías y oscuras profecías sobre el futuro. Debido a esto, no todas las personas se habrán dado cuenta del considerable progreso que se ha logrado en los ámbitos de las innovaciones, los derechos, la equidad y la justicia en todo el mundo.
A continuación citamos ocho razones para pasar de 2022 a 2023 con más esperanza que tristeza, ocho razones para comenzar el nuevo año con altas expectativas y un aún más alto compromiso con los derechos humanos y el bienestar.
Por supuesto, existen notables excepciones a la tendencia a reforzar los derechos reproductivos y el acceso a los servicios de salud. Es cierto que la pandemia de COVID-19 redujo el progreso al abrumar los sistemas de salud, interrumpir las cadenas de suministro y reducir los niveles de información y servicios. Estos desafíos siguen siendo profundamente preocupantes, lo que obliga a defensores y expertos en salud a redoblar los esfuerzos para llegar a todas las personas necesitadas. Sin embargo, la tendencia general es prometedora.
El Informe del UNFPA sobre el Estado de la Población Mundial 2022 pidió que el embarazo no planificado sea reconocido como una crisis mundial; los líderes políticos y de la sociedad civil han prestado atención a ese llamado y han reconocido como trágico e inaceptable el hecho de que casi la mitad de todos los embarazos no sean planificados.
También vemos que más países aprueban leyes para defender y proteger la salud y los derechos reproductivos. “Sabemos de este progreso porque podemos medirlo, por primera vez a escala mundial, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, explicó la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA. “El UNFPA ha realizado un estudio en 153 países que representan a casi un 90 % de la población mundial. Un alentador 76 % cuenta con legislación que salvaguarda los derechos sexuales y derechos reproductivos en la actualidad”.
El año pasado trajo consigo inseguridad alimentaria, crisis de combustibles y muchas otras emergencias; las y los más pobres y marginados han sido los más afectados. Puede haber pasado desapercibido, entonces, que los marcos de justicia orientados a remediar los errores históricos, a llamar la atención sobre los sistemas de opresión superpuestos, a priorizar a las y los más rezagados se están aplicando cada vez más a los problemas más acuciantes del mundo.
Tomemos, por ejemplo, el histórico acuerdo en la conferencia de noviembre de la COP27 para proporcionar a los países más vulnerables fondos para “pérdidas y daños” en reconocimiento de su mayor vulnerabilidad al cambio climático, una catástrofe a la que han contribuido mínimamente.
Los líderes también están emitiendo importantes llamados en favor de la justicia sexual y reproductiva. En noviembre, un nuevo informe de la Comisión de Alto Nivel sobre la ICPD25 instó a los países, defensores y responsables de la formulación de políticas a combatir “las formas de opresión interrelacionadas que bloquean la justicia sexual y reproductiva” y a reconocer y apoyar “el liderazgo y el poder de los grupos más excluidos, en particular las mujeres y niñas marginadas”. y a que respalden los esfuerzos de las mujeres y sus comunidades”.
Una realidad desafortunada de nuestro mundo es que muchos espacios digitales no son seguros para las mujeres y las niñas. Más de ocho de cada 10 mujeres y niñas han sido testigos de la violencia facilitada por la tecnología, como el ciberacoso y el intercambio no consensual de imágenes íntimas (conocida como “porno de venganza”). Sin embargo, en 2022, muchas de estas mujeres y niñas se pusieron de pie para decir ¡basta!, y el UNFPA les apoyó.
Durante los dos años más recientes, la galardonada campaña Bodyright de derechos corporales del UNFPA ha pedido mayores protecciones contra el abuso digital para las mujeres, las niñas y las y los miembros de las comunidades marginadas. Conceptualmente similar al símbolo © para los derechos de autor, el ⓑ símbolo en el centro de la campaña representa el empoderamiento, la soberanía individual y un reclamo de autonomía corporal.
Desde el lanzamiento de Bodyright en 2021, más de 30.000 personas han firmado la petición del UNFPA instando a los responsables de la formulación de políticas y a las empresas de tecnología a reconocer la violencia en línea allí donde ocurre y a ponerle fin sin demora. Esta oleada de apoyo es una clara señal de solidaridad con las sobrevivientes, que no se detendrá hasta que las mujeres y las niñas puedan vivir libremente y sin miedo, ya sea en línea o en el mundo real.
En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, la Dra. Kanem reconoció las consecuencias destructivas de la violencia sexual: “Brutaliza cuerpos, deja cicatrices en mentes e incluso mata. Silencia y avergüenza a mujeres, sembrando temor e inseguridad”.
El año pasado, las mujeres y niñas atrapadas en emergencias humanitarias en todo el mundo enfrentaron una tendencia preocupante: el riesgo de que se normalizara la violencia sexual en sus comunidades en medio de conflictos. Sin embargo, esta forma de violencia de género es todo menos normal: es una violación de los derechos humanos y un delito de derecho internacional, y debe acabarse.
Los programas humanitarios del UNFPA en todo el mundo han ayudado a miles de centros de salud a ofrecer atención especializada para la violación y otras formas de violencia y han apoyado a millones de sobrevivientes. El trabajo de la organización continúa amplificando sus voces e instando a la justicia. Las y los sobrevivientes saben que, cuando se trata de violencia sexual generalizada en los conflictos, #ThisIsNotNormal, y es hora de que el mundo garantice su eliminación.
La implementación de nuevas prácticas y el cambio de normas dañinas duraderas requiere tiempo y determinación, pero en todo el mundo las personas han estado creando nuevas formas de acelerar el proceso, desde la entrega de suministros vitales a través de drones, hasta unidades móviles de maternidad que ayudan a las mujeres a dar a luz en una crisis y nuevas tecnologías diseñadas para que las mujeres y las niñas se sientan más seguras en línea.
En Laos y las Maldivas, los equipos del UNFPA están utilizando TikTok para capacitar a las parteras y provocar el debate sobre la autonomía corporal, y en Bangladesh una aplicación de cadena de bloques está entregando suministros menstruales. Mientras tanto, en un desafío global de innovación, el UNFPA otorgó fondos y apoyo a 10 grupos de creadores para desarrollar proyectos transformadores, desde una aplicación en Armenia que ayuda a las mujeres a protegerse contra la violencia de género hasta un chatbot de IA en Colombia que enseña educación sexual a adolescentes.
En todos los continentes y generaciones, la innovación y la invención están liderando el camino: haciendo campaña para el cambio, desafiando las creencias nocivas y ayudando a las mujeres y niñas a protegerse a sí mismas y a protegerse mutuamente.
Desde los crecientes niveles de ansiedad y depresión informados durante la pandemia y del estrés postraumático propio de las personas atrapadas en conflictos y en emergencias climáticas, el mundo está sufriendo un alarmante aumento de los problemas de salud mental.
Las y los jóvenes y las mujeres son las más afectadas por el trauma mental, ya sea como sobrevivientes de la violencia de género, o por haber sido forzadas a contraer matrimonio infantil, o bien porque sufran la mutilación genital femenina, la fístula obstétrica, los embarazos no planificados o el abuso en línea ,factores significativos de la depresión y la angustia psicológica.
En estos últimos años turbulentos, el UNFPA ha aumentado su apoyo psicosocial, las remisiones para asistencia letrada y servicios médicos, y ha ampliado el acceso a espacios y refugios seguros. Estamos ayudando a las niñas que sobrevivieron a la violencia sexual y al matrimonio infantil, a las mujeres atacadas por alzar la voz y tener una carrera, y a millones de personas discriminadas por el lugar donde nacieron o porque viven con una discapacidad.
En todo el mundo, el estado de la salud mental parece estar en crisis; pero es una crisis en la que el UNFPA (y su fuerza de primera línea formada por enfermeras, médicos, parteras y rabajadoras y trabajadores humanitarios) se han comprometido a mantenerse activos y aportar resultados.
Durante la última década se han realizado enormes progresos en el sentido de subrayar que la menstruación no es solo cuestión de salud, higiene y dignidad, sino también una cuestión de igualdad de género y derechos humanos. Los defensores han cambiado opiniones sobre la menstruación en todos los niveles, incluso en las Naciones Unidas, donde el Consejo de Derechos Humanos adoptó una resolución que califica el estigma, la vergüenza y la exclusión de la menstruación como preocupaciones de derechos humanos.
Los responsables políticos nacionales también están abordando la cuestión, y en algunos países se están promulgando leyes para proporcionar gratuitamente productos relacionados con la menstruación. Muchas personas más están solventando la carga financiera desigual de los productos de higiene menstrual, mientras destacan la necesidad de empleos y aulas para acomodar a las personas que están menstruando.
El 15 de noviembre de 2022, la población mundial alcanzó su nivel más alto en la historia: 8 mil millones de personas. Este logro histórico refleja un mundo en el que más mujeres sobreviven al parto, más niños sobreviven a la infancia y más personas viven vidas más largas y saludables. “Es un testimonio de décadas de progreso en la salud pública y la reducción de la pobreza, y es una historia de sistemas de atención de la salud más resilientes y más efectivos”, declaró la Dra. Kanem en su discurso en el Día de los 8 mil millones.
Por supuesto, estos logros deben protegerse de la amenaza de revertirlos que constituyen los distintos desafíos, incluidas la pandemia de COVID-19, los conflictos y el cambio climático. No obstante, con 8 mil millones de personas sobre la faz de la tierra tenemos 8 mil millones de razones para sentirnos esperanzados de que, juntas, podremos construir un futuro más inclusivo, justo y sostenible, un mundo de infinitas posibilidades.