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Fotorreportaje
Cuando las vacaciones escolares significan MGF
10 Ago 2017
Para algunas niñas, las vacaciones escolares no son sinónimo de diversión y días de sol.
En países como Guinea, Nigeria y Somalia, el periodo de vacaciones puede llamarse la "temporada del corte", en la que el descanso escolar para las niñas es el tiempo de la práctica de la mutilación genital femenina (MGF) y la recuperación de la misma.
© UNFPA/Georgina Goodwin
“Esta es la temporada alta, cuando los padres llevan a sus hijas para que se les practique el corte”, dice Asha Ali Ibrahim.
En su comunidad en Somalia, practica la circuncisión, una labor que heredó de su madre. Mantiene a su familia con los ingresos que recibe de esta práctica y es considerada como la conservadora de una tradición cultural. “La circuncisión es importante como transición hacia la edad adulta”, dijo.
© UNFPA/Georgina Goodwin
La mayoría de las niñas a quienes practica los cortes son de su vecindario o de los campamentos de desplazados cercanos.
Generalmente, son niñas de 7 a 10 años. Pero algunas veces realiza esta práctica en niñas un poco mayores que vienen a Somalia desde el extranjero. Manifiesta que “es un poco complicado realizar el procedimiento en tejido maduro”.
© UNFPA/Georgina Goodwin
El tipo de MGF más común en Somalia implica cortar los genitales y luego cerrarlos por medio de una sutura.
Esta práctica puede causar problemas médicos significativos durante mucho tiempo, esto incluye hemorragia, infección, complicaciones en el momento del parto e incluso la muerte.
© UNFPA/Georgina Goodwin
La señora Ibrahim conoce bien los peligros de esta práctica.
Ella ha llevado a niñas al hospital cuando la hemorragia es excesiva. Cuando le realizaron el corte a su hija hace siete años, la niña contrajo una infección de la que nunca se ha recuperado del todo.
© UNFPA/Georgina Goodwin
La señora Ibrahim intenta prevenir estos problemas.
Utiliza una cuchilla de afeitar nueva cada vez que realiza el corte en una niña y trata las heridas con un polvo que elabora con hierbas tradicionales y cápsulas de antibiótico.
© UNFPA/Georgina Goodwin
Obtiene muchos de sus insumos de las farmacias locales.
Sus otras herramientas incluyen lidocaína, jeringas desechables y algodón. Afirma que les aplica huevo crudo en la herida para ayudar a la cicatrización, y usa un hilo grueso para coser los genitales de las niñas. Después del procedimiento, limpia la herida con metanol.
© UNFPA/Georgina Goodwin
Aunque reconoce los riesgos de la MGF, la señora Ibrahim niega que la práctica tenga consecuencias graves como complicaciones en el parto.
Debe practicarle el corte a su nieta durante esta temporada, pero el procedimiento se ha demorado porque la niña ha estado enferma.
© UNFPA/Georgina Goodwin
Cibaado Ismail sabe muy bien que los riesgos son reales.
Su hija murió al dar a luz cuando tenía 17 años; su bebé también murió. La señora Ismail dice que la MGF fue la causa. “Desde entonces, he prohibido que a mis diez nietas se les realice esta práctica”, dice.
© UNFPA/Georgina Goodwin
En el Instituto de Ciencias de la Salud de Hargeisa, Asha Ali Suldan enseña a sus estudiantes de partería a desaconsejar la MGF.
El instituto, así como organizaciones locales, líderes religiosos y la juventud, se han unido con el UNFPA para incentivar a los miembros de la comunidad y a los responsables de las políticas a abandonar esta práctica.
© UNFPA/Georgina Goodwin
La señora Suldan enseña a sus estudiantes a tratar las complicaciones relacionadas con la MGF durante el parto, esto incluye cortar lo que se ha cerrado con sutura.
Con el apoyo del UNFPA, el plan de estudios de partería del instituto se revisó recientemente con el fin de cubrir una amplia variedad de problemas que pueden ocurrir debido a la MGF.
© UNFPA/Georgina Goodwin
Los líderes religiosos también están trabajando para darle fin a esta práctica.
El jeque Almis Yahye Ibrahim habla acerca de los peligros de la MGF a una audiencia de 5000 personas que asiste a su mezquita. Es uno de los seis jeques de la región árabe que ha formado una red para pedir que se acabe la práctica de la MGF.
© UNFPA/Georgina Goodwin
Pero la gran diferencia se verá en la juventud del país.
En Hargeisa, los activistas jóvenes del grupo Y-Peer se dirigen al personal de salud, miembros de la comunidad y a otra gente joven con el fin de acabar con la MGF. Uno de los jóvenes activistas, Mustafá, dice: “no me casaría con una mujer que se haya sometido a la MGF porque no quiero tener que vivir con las complicaciones de salud que esto conlleva”.
© UNFPA/Georgina Goodwin